Te esperaba casi todas las noches, dormía a un lado de la cama. Todas las malditas noches, dormía en el mismo lado de la cama y arreglaba la que quizá, en algún momento, sería solo tu almohada. Nunca llegaste. Me di cuenta que la cama era mía y que podía dormir en donde quisiera. Ahora duermo en el centro de la cama y hace varias noches que ya no acomodo tu almohada. Y no es que ya no te ame, pero uno ya se cansa de esperar llenar el lado vacío del colchón.
Tenía esta imagen de dos sombras bajo el Sol que tanto enrojece mi piel en verano, una toalla tirada en el piso del baño que siempre con amor recogería, dos platos en la mesa, dos vasos por llenar y tu ropa interior en mi cesto de lavado. Otra vez, no fue así. En su lugar ocupé mi tiempo en otras cosas, estuve mucho más con amigos, di las gracias a otros gestos y me reí de otros chistes que, en un principio, fueron tuyos. Y no es que ya no te ame, pero no puedo dejar de vivir porque tú no estás.
Ahora discutimos más, no me soportas a menudo, termino por romper todo y luego armarlo con mucha paciencia. Y solo porque te amo aún sigo intentándolo, muy a pesar que sepa que contigo el sueño compartido se aleja en cada Luna que se va. En serio, no es que ya no te ame, solo que ya no eres el cuadro enmarcado encima de mi cama, no eres el tictac de mi reloj, ni el que me haga sentir segura sobre todo lo que me hace llorar. Yo, aún así, te amo. Espero que algún día vuelva aquel quien me tenía como su mejor tiempo y compañía, su mejor sonrisa y su peor corazón roto.
Tenía esta imagen de dos sombras bajo el Sol que tanto enrojece mi piel en verano, una toalla tirada en el piso del baño que siempre con amor recogería, dos platos en la mesa, dos vasos por llenar y tu ropa interior en mi cesto de lavado. Otra vez, no fue así. En su lugar ocupé mi tiempo en otras cosas, estuve mucho más con amigos, di las gracias a otros gestos y me reí de otros chistes que, en un principio, fueron tuyos. Y no es que ya no te ame, pero no puedo dejar de vivir porque tú no estás.
Ahora discutimos más, no me soportas a menudo, termino por romper todo y luego armarlo con mucha paciencia. Y solo porque te amo aún sigo intentándolo, muy a pesar que sepa que contigo el sueño compartido se aleja en cada Luna que se va. En serio, no es que ya no te ame, solo que ya no eres el cuadro enmarcado encima de mi cama, no eres el tictac de mi reloj, ni el que me haga sentir segura sobre todo lo que me hace llorar. Yo, aún así, te amo. Espero que algún día vuelva aquel quien me tenía como su mejor tiempo y compañía, su mejor sonrisa y su peor corazón roto.
Te espero desde que te fuiste sin despedirte,
Catalina.
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