Me siento sola cuando sé que estás ahí pero tienes algo mejor que hacer. Cuando me pones excusas que son reales pero no suficientes. Me siento sola cuando estoy en el baño y no alcanzo a enjabonarme la espalda, cuando siento muy lejos el vaso de agua que está en la cocina.
Pero me siento aún más sola cuando no llego a soñar nada de noche ni de día y me encuentro pendiente de la hora para simplemente llegar a casa y estar, otra vez, a solas. Lo disfruto, me acostumbro. De cuando en cuando llegan de puntitas los recuerdos que me hacen sonreír y se siente como si realmente valiera la pena.
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