viernes, 25 de marzo de 2011

Oh mon amour!

Confieso haberte soñado casi todas las noches y que era muy satisfactorio hacerlo, lo que no confieso es haber pensado que ese sueño era real. Nunca lo quise así, es más fácil encontrarte ahí, entre las nubes blancas y la luz que ilumina exquisitamente nuestra piel, casi de película. Sueño y sueño con lo mismo días enteros y con los ojos abiertos. Eres mi máxima ilusión, mi idealización morfeica.

Ahora confieso que te prefiero real, sentirte siempre, amarte y que duela. Me haces feliz como a nadie.